Ibamos viajando hacia Chiapas en México, en una excursión de la Escuela, cuando escuché por primera vez ésta canción. Las palabras de la canción siempre me llamaron la atención, y fue después de varios días de reflexión e indirecto análisis que pude entender de que hablaba la canción. Fue en ese momento que llegó a posicionarse en una de mis canciones favoritas en la lengua castellana, y sigue ahí aún después de casi siete años de semejante 'descubrimiento'.
Cuéntame como va cayendo el sol
Y mientras hablas pensaré
"¡Que guapa estás! ¡Qué suerte ser!"
La mitad del cuento de un atardecer
Que observo al escucharte
Porque mis ojos son tu voz
De entrada, se nos es presentado el protagonista de la historia desde la primera persona singular - es decir, un narrador protagonista. Por lo que dice, parece obvio que le habla a una mujer, la cual le cuenta el atardecer. La enigmática frase "mis ojos son tu voz" ya nos hace pensar que el protagonista no puede ver, y por tanto necesita que la chica en cuestión sea su guía y la fuente de su apreciación por un atardecer que no puede ver.
A pesar que no puede ver, el protagonista tiene una sospecha que la mujer que le acompaña es muy bella. ¡Que suerte para él, pero que ironía que solo pueda imaginárse esa belleza!.
A pesar que no puede ver, el protagonista tiene una sospecha que la mujer que le acompaña es muy bella. ¡Que suerte para él, pero que ironía que solo pueda imaginárse esa belleza!.
Acércate, que cuando estemos piel con piel
Mis manos te dibujarán
Tu aroma me dirá tu edad
Junto a tí, unidos sin saber porqué
Seguramente se me note el resplandor de una ilusión
¡Porque a tu lado puedo olvidar!
De nuevo se siente la leve decepción del protagonista ante su dilema - nada más puede apreciar la belleza de la mujer que le acompaña por medio de las claves que puede discernir con el resto de sus sentidos: oído, tacto, aroma y gusto.
Es claro que el protagonista siente algo por la chica frente a él: reconoce que su presencia le brinda una ilusión. Por un breve momento es capaz de olvidar su ceguera, porque puede imaginarse no solo la belleza del atardecer, sino la misma belleza de la chica que yace junto a él. A pesar de no poder ver esa belleza, la puede sentir de otras formas, y eso le ayuda a olvidar y a poder vivir, al menos, una ilusión.
Es claro que el protagonista siente algo por la chica frente a él: reconoce que su presencia le brinda una ilusión. Por un breve momento es capaz de olvidar su ceguera, porque puede imaginarse no solo la belleza del atardecer, sino la misma belleza de la chica que yace junto a él. A pesar de no poder ver esa belleza, la puede sentir de otras formas, y eso le ayuda a olvidar y a poder vivir, al menos, una ilusión.
[Porque a tu lado puedo olvidar...]
Que para mi siempre es de noche
Pero esta noche es como un atardecer
Si logras que a la vida me asome,
Tus ojos sean los que brillen, y la luna que la borren
Que en mi eterna oscuridad
El cielo tiene nombre, ¡tu nombre!
¿¡Que no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un solo instante!?
De nuevo se comprueba el hecho que para el protagonista siempre es de noche, padeciendo, posiblemente, de ceguera. En medio de su ceguera, empero, es la bella chica la razón por la cual el protagonista puede asomarse a la vida, y probar, aunque sea por un breve momento, la belleza de la vida y del amor. El clamor se enciende - ¡con qué dolor debe de reconocer que quisiera poder admirar a la persona que está con él, aun si tan solo fuera por un instante nada más!
Hace frío, es tarde y tienes que volver
Que hay alguien que te espera, seguro
Una vez más el tiempo se nos fue
¿Volverás? Dime si mañana volverás
Como lo has hecho cada tarde
Para contarme como muere el día
Y se marchó, ella se alejó de él...
En una rara y dolorosa mezcla de realismo, lástima por si mismo y de aunadas esperanzas, el protagonista reconoce que tanta belleza debe de tener alguien más en su vida. El piensa que semejante persona no tendría ojos solo para un simple ciego que se sienta en el parque viendo al mar, en su eterna oscuridad y soledad. Por la manera como lo dice, sabemos que ésta chica regresa cada tarde para contarle el atardecer, y que ya lo ha hecho con regularidad. Ella se va de la escena, y el protagonista queda en soledad, con la única esperanza que ella regresará el día siguiente para hacerle olvidar de la tristeza de su oscura soledad.
Es bastante interesante que el protagonista hable de "ver el atardecer", la transición de la tarde hacia la noche. Por excelencia, el atardecer es uno de los espectáculos naturales más bellos del día-a-día. A pesar de eso, lo que sigue después del atardecer es la noche, que para el protagonista es la vida misma. La chica viene cada tarde a recordarle la belleza de la vida, pero termina yéndose cada noche, sumando al pobre protagonista en la misma oscuridad nocturna de la cual no puede salir, solo quizá por un breve momento al escuchar a su amada contarle el atardecer.
Es bastante interesante que el protagonista hable de "ver el atardecer", la transición de la tarde hacia la noche. Por excelencia, el atardecer es uno de los espectáculos naturales más bellos del día-a-día. A pesar de eso, lo que sigue después del atardecer es la noche, que para el protagonista es la vida misma. La chica viene cada tarde a recordarle la belleza de la vida, pero termina yéndose cada noche, sumando al pobre protagonista en la misma oscuridad nocturna de la cual no puede salir, solo quizá por un breve momento al escuchar a su amada contarle el atardecer.
Y se marchó, ella se alejó de él
Pero como en las cartas
Dos puntos, post-data
Se me olvidaba, ¡no me presenté!
Solo fui testigo por casualidad
Hasta que de pronto él me preguntó
"Era bella, ¿no es verdad?"
"Más que la luna" dije yo, y él sonrió
De repente, y de manera imprevista, hay un cambio en el narrador. Aparece una tercera persona, un narrador testigo omnisciente, que presenta sus disculpas por no haberse presentado antes. Me imagino que la disculpa va para el público, ya que sale de la nada, de lo improviso, y semejante disculpa es solo posible si semejante narrador tenía la oportunidad de haberse presentado antes, pero no lo hizo. Eso me hace sospechar que es un narrador omnisciente, y pareciera que él fuera el único narrador real, ya que nos presenta la historia del ciego.
Pero dejando atrás los tecnicismos, el ciego confirma sus sospechas de parte del narrador testigo: si, la chica es hermosa, más hermosa que la luna solitaria de la noche en la cual vive encerrado por siempre, aquella luna maldita que no le permite amanecer y apreciar el resplando solar y la belleza de su amada.
Pero dejando atrás los tecnicismos, el ciego confirma sus sospechas de parte del narrador testigo: si, la chica es hermosa, más hermosa que la luna solitaria de la noche en la cual vive encerrado por siempre, aquella luna maldita que no le permite amanecer y apreciar el resplando solar y la belleza de su amada.
Nunca más se hará reproches
por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
que ¡un millón de soles!
Pero en su eterna oscuridad
A veces se le oye, a voces:
"¿¡Que no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un solo instante!?"
El pesimismo del ciego finaliza por cambiar - no hay nada de malo en intentar "amanecer", salir de su propia oscuridad y abrazar el caluroso resplandor de la mañana. Esto viene en contraste con el atardecer, ya que después del amanecer es el día. El protagonista ya no quiere solo atardecer para permanecer en oscuridad, sino que desea amanecer, salir de su propia oscuridad y disfrutar la luz de la vida.
Aun en medio de su propia ceguera, el alma del ciego, llena de esperanza y de amor por la chica, es capaz de brillar con renovada resplandescencia que le hace su existencia un poco más placentera y menos dolorosa. Pero aún pareciera, a veces, que esa luz interna no es suficiente... El clamor se enciende - ¡cómo quisiera poder admirar a la chica que le ama, aun si tan solo fuera por un instante nada más!
Aun en medio de su propia ceguera, el alma del ciego, llena de esperanza y de amor por la chica, es capaz de brillar con renovada resplandescencia que le hace su existencia un poco más placentera y menos dolorosa. Pero aún pareciera, a veces, que esa luz interna no es suficiente... El clamor se enciende - ¡cómo quisiera poder admirar a la chica que le ama, aun si tan solo fuera por un instante nada más!
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